El Calvario es una obra decimonónica de gran belleza situado en la actual calle que lleva su nombre, un camino por el que transcurría el Vía Crucis cada Viernes Santo. Se trata de una edificación modesta pero de gran valor artístico e histórico.
Esta edificación se sitúa sobre un promontorio desde el que se divisa el municipio. En este altozano embellecido con jardines se levanta, fruto de la piedad popular, una fórmula arquitectónica de concepción religiosa. Ésta, en un primer momento, fue un sencillo muro donde se elevaban las cruces. Más tarde, y debido a distintos acontecimientos de índole socioeconómica (comercialización de la cochinilla, Ley municipal de 1877), ideológica y cultural, entre los que destacamos la creación de la parroquia de San Antonio Abad (1796) y el cambio de actitud ante la vida, las costumbres y el arte, todo ello motivó que el viejo Calvario se viera transformado, incorporándose a las innovaciones urbanas.
Las manifestaciones religiosas populares cristianas, desde la época moderna suelen tener siempre dos escenarios importantes: el templo y la calle, la interiorización y la exteriorización del culto. De este modo, cualquier municipio sirve así como espacio arquitectónico y teatral para la recreación de los valores catequéticos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
El conjunto de un Calvario, su arquitectura y urbanismo, se convierte en un escenario, que si bien no se crea "ex profeso" para la celebración de la Semana Santa, sí está relacionado con estos momentos litúrgicos. De hecho, en Canarias, la Semana Santa aparece relacionada con dos manifestaciones religiosas importantes: El Calvario y el Vía Crucis.
El Calvario materializa la defensa de los Santos Lugares y la práctica de la piedad popular, motivada por la devoción al Vía Crucis, cuyo ejercicio finalizaba en una capilla construída a las afueras de los núcleos urbanos y que reproducía el escenario de La Pasión, tal y como se viene realizando en el municipio de Arona.
Con todo, los calvarios o capillas en Canarias se generalizaron a partir del siglo XV y alcanzaron un gran auge a partir de la expansión del ideal ideológico-religioso impulsado por la Contrarreforma y cuya expresión en el campo del arte se conoce como barroco artístico.
El Calvario de Arona, según el tipo de recinto, puede agruparse en la corriente de capillas cerradas. Éste manifiesta también un mayor interés por el empleo de un lenguaje arquitectónico más culto donde prevalece el muro, en este caso no es almenado, que limita el espacio al que se accede a través de un portalón.
La importancia de este conjunto arquitectónico viene dada por el aporte de cantería gris y rojiza que lo caracteriza y el cual contrasta con los muros blancos. La fachada adquiere un notable protagonismo con una clara intención de monumento funerario y a la vez de triunfo. Su único vano, cerrado por vitrina, albergaba las tres cruces de madera adosadas a la cabecera. Acoge además la imagen del Crucificado. Se trata ésta, de una pieza articulada para convertirse en un "Señor Yacente".
La utilización de la cantería proporciona a toda la fachada un ritmo lineal, prescindiendo de la decoración ornamental que se reduce únicamente al conjunto en relieve del Corazón de Cristo acompañado por el martillo y la lanza, que se sitúan en el remate curvilíneo, en medio de rayos inscritos en un círculo. Como nota dominante y siempre dentro de la discreta composición arquitectónica, destacan las esquinas de cantería rojiza, nada común en los calvarios de Canarias. Éstas, en curva, rompen el sentido lineal de dicha fachada, concluyendo en clásicos perillones.
La construcción del actual edificio de El Calvario ubicado en Arona casco data de finales delsiglo XIX (1877), aunque las obras de embellecimiento se prolongaron entre 1904 y 1909. Actualmente, el crecimiento urbano de Arona ha desdibujado la orografía del lugar tan importante para comprender el sentido de la escena de la Pasión. Las numerosas construcciones, lejos de cualquier planteamiento coherente, han afectado negativamente no sólo al propio recinto sacro, sino también al entorno.