Pirámides de Güímar
La existencia de las pirámides escalonadas en Güímar comenzó a manifestarse con fuerza a principios de la década de los noventa. La información llegó a las manos del prestigioso antropólogo Thor Heyerdahl. Este investigador, que dedicó gran parte de su vida a estudiar los orígenes culturales de las antiguas civilizaciones a nivel mundial, examinó detenidamente las estructuras de Güímar. La similitud de estas construcciones con las de Sicilia, México, Mesopotamia, Polinesia y Perú animó al investigador a asentarse en Tenerife para estudiarlas sobre el terreno.
Sobre el origen y la antigüedad de las pirámides existen varias teorías. Algunos investigadores proponen que son montículos de piedras, denominados ‘majanos’, colocados por los agricultores para limpiar el terreno con el fin de cultivarlo. Por otro lado, Heyerdahl relacionaba la existencia de las pirámides con civilizaciones antiguas, argumentando que los detalles constructivos de las pirámides asemejan a los principios arquitectónicos empleados en el Viejo y Nuevo Mundo, y por tanto no podían ser producto de una mera acumulación de piedras. En el año 1991, un equipo formado por arqueólogos de la Universidad de La Laguna (Tenerife) y de la fundación FERCO realizó las primeras excavaciones en la plaza situada entre dos de las pirámides que conforman el complejo principal. Dicha campaña arqueológica produjo una serie de materiales de mediados del siglo XIX. Paralelamente, investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias llevaron a cabo un estudio de las características arqueoastronómicas de esas construcciones. Estas investigaciones demostraron que las pirámides están orientadas astronómicamente a los solsticios de verano e invierno.
Más adelante se propuso otra teoría, que relacionaba las pirámides con el dueño a mediados del siglo XIX de los terrenos donde se ubican, el Sr. Antonio Díaz-Flores. En los documentos de compra de los terrenos, que datan de 1854, no hay mención de las estructuras escalonadas, mientras que el testamento redactado por Díaz-Flores en 1872 sí menciona dichas estructuras. Esto acotaría la fecha de construcción a ese breve periodo de dos décadas, lo cual coincidiría con la datación de las piezas encontradas en la primera campaña de excavación que se realizó en la plaza. De ser cierta esta teoría, esto no le restaría valor cultural a las pirámides, sino que las consagraría como elemento etnográfico, testimonio de los conocimientos y quehaceres del pueblo canario del siglo XIX, y por ende se mantendría la necesidad de su conservación.
En 2017 Pirámides de Güímar pasa a obtener la prestigiosa denominación de Jardín Botánico, otorgada por unanimidad por la Asociación Ibero-Macaronésica de Jardines Botánicos. Este reconocimiento es fruto de la labor de muchos años: como museo al aire libre, se han creado varias rutas al abierto sobre la cultura, la historia, la botánica y la naturaleza canaria, dándole un mayor protagonismo a nuestra colección botánica, la cual hoy en día forma parte integrante de las exposiciones que se pueden descubrir en los más de 20.000m2 de zonas ajardinadas accesibles.
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