En las costas de Buenavista del Norte, Tenerife, en la zona conocida como «Las Tabladas» se desarrolló durante décadas una práctica ancestral: la recolección de sal marina. Aunque nunca se erigió como una industria de gran escala, esta actividad desempeñó un papel fundamental en la vida cotidiana de sus habitantes. Las mujeres, principalmente, se dedicaban a extraer la sal de los charcos naturales formados por la acción del mar sobre la roca volcánica. Estos charcos, a menudo heredados de generación en generación, eran cuidadosamente acondicionados y mantenidos.

La sal era un bien preciado que se utilizaba tanto para el consumo familiar como para el intercambio con los habitantes de las zonas altas del municipio. A cambio de la sal, las mujeres recibían productos agrícolas como papas, higos o cebollas, estableciendo así una economía de subsistencia basada en el trueque.

Sin embargo, esta tradición ancestral se encuentra hoy en día al borde de la desaparición. El cambio en los estilos de vida, el acceso a productos industrializados y la falta de relevo generacional han contribuido a que esta práctica se extinga gradualmente. A pesar de ello, el recuerdo de la recolección de sal pervive en la memoria de las últimas mujeres que la realizaron, quienes describen un proceso laborioso y exigente que requería de gran esfuerzo físico.

La recolección de sal en Buenavista del Norte representa mucho más que una simple actividad económica. Es un legado cultural que refleja una estrecha relación entre el hombre y su entorno natural. La desaparición de esta práctica supone una pérdida.

Información:

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