El molino de Vilaflor fue mandado a construir por Pedro Soler de Padilla en el año 1644, dejando de funcionar en 1915, cuando era Don Antonio “Melitón” su molinero.

 

Los molinos de agua se usaban para la obtención de harina y gofio a partir del grano tostado, fundamentalmente del millo y trigo. Empleando la fuerza del agua, que se conducía hasta el molino a través de tajeas, impulsaba una rueda que a su vez, movía la piedra de moler. El cubo de este molino es circular, no como otros cuya forma es escalonada y su acueducto está formado por dos arcos de medio punto.

 

En 2001 comenzó a rehabilitarse su acueducto, y más tarde el propio molino. Actualmente se encuentra en buen estado y se puede acceder a sus alrededores a través de unas escalinatas.